Tolosa eta Donostia, kontrajarritako bi eredu. Matxinada saiakera batzuen ondoren 1872ko abenduaren 20an Euskal Herrian hasi zen 2. Gerra Karlista (3. Espainia mailan), On Karlos Frantziara erbesteratu zen arte, 1876ko otsailaren 27an. Gipuzkoan konfliktoak borroka odoltsuaren ezaugarriak izan zituen, borroka gogor eta errukigabearen aldekoa izan zen Santa Cruz apaizak bideratua.
1868ko irailean Iraultza Loriatsuarekin (La Gloriosa deitua) lehenengo aldiz ezarri zen demokrazia Espainian, gaur egun biziki argudiatzen diren hainbat kontzeptu eztabaidatzen lagundu zuena, monarkia ala errepublika, federalismoa, autodeterminazio-eskubidea edota eliza eta estatuaren arteko bereizketa...etab.
Benetako gerra zibila izan zen euskal eta nafar lurraldeetan. Bi pentsamolde ezberdinek borrokatu zuten gatazka zelaian. Alde batetik karlista boluntarioak, Jaungoikoa eta tradizioaren Kausa defendatzen zutenak. Bestetik, askatasunaren boluntarioak, errepublika eta mehatxupeko herria defendatzen zutenak. Tolosan izan ziren familiak, zeinetan bere partaideak bi aldetan borrokatu zuten eta elkar hitz egiteari utzi zioten.
Europan istilu armatua kontinentean ematen zen azkeneko erlijio-gerra bezala hartua izan zen. Interes handia piztu zuen europar publikoan.
Atzerriko nahiz nazioko aldizkari ilustratu ugarik erreportariak edota ilustratzaileak bidali zituzten jarraipena emateko. Liburuan 200 ilustraziotik gora daude, dauden aldizkari, artxibo eta familien fondoetan material ugarien artean aukeratuak. Liburu honen egileak urte batzuk erabili ditu artxibo eta ikerketa lanetan.
Santa Cruz apaiza bere mutilekin |
Tolosa y San Sebastián, dos modelos contrapuestos. Tras varios intentos de sublevación fallidos, el 20 de diciembre de 1872 se iniciaba en Euskal Herria, la 2ª guerra carlista (sería la tercera en España), que finalizaría con la retirada de D. Carlos a Francia el 27 de febrero de 1876. En Gipuzkoa el conflicto adquirió caracteres de lucha sangrienta, y tuvo como protagonista importante al Cura Santa Cruz, partidario de un combate sin cuartel e inmisericorde.
Con la Revolución de la Gloriosa de septiembre de 1868, llegó la democracia a España e hizo posible que por vez primera se pudieran debatir conceptos que todavía hoy en día son de rabiosa actualidad, como la forma de gobierno: monarquía o república, federalismo, el derecho a la autodeterminación, la separación de iglesia y estado, etc.
Tras la guerra, el gobierno alfonsino de Cánovas del Castillo, suprimió los fueros o normas de autogobierno que habían estado vigentes en las provincias vascas durante al menos medio milenio. La medida fue percibida como un castigo colectivo a todo un pueblo, lo que determino que en décadas posteriores creciera el sentimiento identitario vasco.
Una cruel guerra civil se desató en tierras vasconavarras. Dos formas de pensar diferentes se enfrentaron en el campo de batalla. Por un lado, el combatiente carlista, que defendía la Causa de Dios y la tradición. Por otro lado, el voluntario de la libertad que luchaba por la república y la defensa de su pueblo amenazado. Hubo familias tolosanas con miembros luchando en bandos opuestos, que dejaron de hablarse para siempre.
D Carlos. Un capitulo del libro está dedicado a D Carlos y su corte en Tolosa. Hemos contabilizado una docena de visitas.
Daba muestras de su profunda religiosidad, asistiendo y disfrutando cuantas ceremonias religiosas y procesiones, en especial la del Corpus de gran tradición en Tolosa, se celebraban. Pero estas sanas convicciones no fueron obstáculo para que viviera un lance amoroso extraconyugal durante sus estancias en la villa .
Don Carlos y su Estado Mayor en Tolosa |
Tolosa y San Sebastian. Dedica especial atención a Tolosa y San Sebastian; dos poblaciones que históricamente han representado modelos diferentes, uno conservador representada por la oligarquía de propietarios rurales dominante en la provincia y el otro progresista liderado por los comerciantes de San Sebastian. En este conflicto bélico las dos localidades tomaron posiciones antagónicas y enfrentadas.
La villa, sufrió un terrible asedio de 7 meses. Estaba defendida por unos 400 voluntarios de la libertad y 300 militares. Se levantó un muro de mampostería y traviesas de madera a lo largo de todo el perímetro. Las ventanas de las casas periféricas fueran cegadas abriéndose aberturas para los fusileros. En los tejados más altos se construyeron buhardillas artilladas. Los carlistas dominaban las alturas. Llegaron a ocupar la estación del tren y el hospital misericordia de Arramele pero les faltaba artillería para realizar el asalto final. Por ello idearon un plan de bloqueo total para rendir la villa por hambre que les dio resultado.
Tolosa se convirtió en la punta de lanza en las operaciones encaminadas a la conquista de San Sebastian y su entorno liberal de Hernani, Irun y Getaria.
En el verano de 1873, los carlistas iniciaron la ocupación de los pueblos de Gipuzkoa. En Febrero de 1874, caían las poblaciones de Tolosa y Oairtzun.
San Sebastián, se vio aislada por tierra. La amenaza carlista se cernía sobre la ciudad que se convirtió en el baluarte liberal de Gipuzkoa.
Las familias liberales de los pueblos ocupados se refugiaron en la capital. Los voluntarios de la libertad que habían emigrado de los pueblos ocupados se integraron en la milicia donostiarra. Se contó con un total de 2000 voluntarios que se responsabilizaron de la defensa de la ciudad, mientras que el ejército se dedicó fundamentalmente a las operaciones ofensivas y a la protección de los pueblos liberales de Hernani, Irun y Getaria.
Los vecinos fueron obligados a alojar en sus casas a civiles y soldados.
En la mente de muchos donostiarras quedaba el recuerdo del bloqueo de SS en la 1º guerra. Los carlistas llegaron a ocupar el barrio de San Martin y el convento de San Francisco ubicado al otro lado del puente de Sta. Catalina. Ahora el peligro era mayor, pues la ciudad no disponía de murallas. De ahí que de prisa y corriendo se iniciaron obras de defensa que corrieron a cargo del ayuntamiento.
En septiembre de 1873, se construyó un muro defensivo interior que partiendo del puente de Sta. Catalina llegaba al cerro de San Bartolomé, lugar donde se construyó un reducto. En sucesivas etapas se construyeron alrededor de 15 fuertes.
Mientras tanto, el enemigo construía un sinnúmero de emplazamientos fortificados que rodeaban a San Sebastian por el oeste y emplazaban cañones muy potentes en Bentazikin, ubicada en la falda del monte Arratsain a 4000 metros de la plaza. Los proyectiles alcanzaban con facilidad los barrios de la ciudad. Afortunadamente la guerra finalizó, sin darle tiempo al enemigo de emplazar un enorme cañón traído desde Inglaterra y que se quedó varado por el camino.
Batallón carlista saliendo de Tolosa - 1874 |
Las ilustraciones del libro. El conflicto armado fue visto en Europa como una de las últimas guerras de religión que se dieron en el Continente. El público vivió los acontecimientos con mucho interés.
Revistas ilustradas extranjeras y nacionales desplazaron a reporteros y dibujantes a las zonas de combate. En el libro se exponen 200 ilustraciones a color seleccionadas de entre el abundante material existente en revistas, archivos y fondos familiares. El autor ha dedicado años a la búsqueda de material en archivos e investigación de campo.
El autor ha tenido la fortuna de topar con las memorias inéditas de Juan José Recondo Mujica, que acompañó a su padre, el cabecilla José María Recondo Aguirre, en las dos sublevaciones fallidas que tuvieron lugar en Gipukoa (agosto de 1870 y abril de 1872) con anterioridad al estallido de la guerra y en las que su bisabuelo jugó un papel importante. En las dos intentonas, Recondo contó con la ayuda del cura Santa Cruz. Una gran animosidad surgió entre los dos personajes. Tenían formas de pensar y actuar diferentes. Santa Cruz no entendía el proceder de Recondo, que le veía demasiado blando con el adversario.
El cura era partidario de la guerra sin cuartel. Posteriormente actuando de guerrillero y contando con su propia partida puso en práctica sus ideas sanguinarias. En solo 9 meses de combate, las proezas y crueldades de Santa Cruz se extendieron por toda Europa
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